16.11.10

Arbeit Macht Frei

Me encanta nuestra programación de televisión. Gracias a ella, últimamente no hago mas que alquilarme películas.

La última me empujo a hacer esta entrada mezcla de cine y de viaje.

“Los falsificadores” de Stefan Ruzowitzky ganadora de un Oscar a la película de habla no inglesa. Basada en un hecho real cometido en la II guerra mundial en un campo de concentración nazi . Se le llamó Operación Bernhard, .

Nos cuenta como los nazis reclutaron a falsificadores judíos provenientes de distintos campos de concentración en los dos últimos años de guerra para intentar reventar la economía de los aliados haciendo copias de libras esterlinas por valor de 130 millones.

La película esta documentada por uno de los judíos apresados y describe mediante la trama de esta operación, la crueldad de estos campos que estuvieron extendidos por Europa.

No pude evitar viendo esta película, acordarme de una de las visitas que hice en un viaje hace justamente un año a Munich y el Tirol austriaco.

Casi de casualidad y gracias a Javi, uno de los cuatro viajeros, nos pillaba de paso a las afueras de Munich y nos acercamos a Dachau.

Dachau se construyó en el año 1933 sobre una antigua fabrica de armamento y fue el primer campo de concentración creado por los nazis.

Comenzó siendo un centro para prisioneros políticos y terminó como uno de los campos más crueles de sanguinarios del holocausto.

Pasó de tener una capacidad de 4.800 a 13.260 prisioneros a los que se les torturo, explotó e incluso se les utilizo para experimentos médicos.

Es impresionante como en la visita te vas metiendo en este episodio triste de nuestra historia reciente y uno no termina de comprender como se pudo llegar a ese extremo, como la masa social pudo ser seguidor de esa barbarie y como pudo subsistir familias enteras ante tal infierno.

Nada mas llegar, en la puerta de entrada, te encuentras el emblema tristemente famoso utilizado como bienvenida a los presos de los campos de concentración: “Arbeit macht frei" (el trabajo te hace libre).

Dentro de lo que fue el campo se pueden contemplar distintos departamentos tales como duchas, comedores, cuartos de literas…todo ello acompañado de fotos de la época que hacen que veas la crudeza de las estancias donde te encuentras.

La verdad es que me parece que el pueblo alemán hace de una manera muy acertada el enseñar lo que sus abuelos hicieron para intentar no repetirlo, colegios e institutos había allí cuando estuve a los que se les explicaba detenidamente lo que allí pasó con vergüenza pero también con arrepentimiento y compromiso de no olvidarlo para que no se repita.

Te vas de allí con muy mal cuerpo pero con la esperanza profunda de que aquello no lo vuelva a vivir nadie.

Hay algunos que a cosas parecidas le llaman memoria histórica.

3 comentarios:

Marta Comesaña dijo...

Muy, muy interesante esta entrada. Parece mentira el poco tiempo que hace de todo aquello, ¿verdad? Mis tíos fueron también a campos de concentración en Alemania (no recuerdo dónde) y contaban que allí todavía se respiraba terror y seguía oliendo a sangre... Yo era pequeña entonces, pero no se me olvidarán las historias que contaron de aquella visita...

Anónimo dijo...

Cuando visité auschwitz precensié por primera vez el horror a traves de mi imaginación de lo que el hombre puede llegar a cometer (no desde su enfermedad y maldad sino desde el convencimiento de que hace algo que está bien y es bueno) que es el mayor horror que puede existir, y asi luego lo he ido constatando en mis sucesivos viajes. un abrazo.

Calvanki dijo...

Creo que como algunos van a la meca y otras los domingos a misa, todos debemos reservar un viaje a ese terror.

No olvidar.