4.11.10

A por los mandaos

Hay pocas cosas que me gustan de mi época de desempleo pero una de las que sin duda espero para cuando el trabajo no es la actividad que obliga a ponerme el despertador es el ir a hacer la compra.

Pero desgraciadamente hoy en dia, al menos en la ciudades grandes y más concretamente en Madrid, el tiempo, el estrés y la poca dedicación a uno mismo, hace que cada vez más se compre en chinos, supermercado con nombre de unidad semanal o ese valenciano que arrasa con su marca poseedora de hacienda.

Yo, aunque también consumo de súper, lo que mas me gusta, ya no solo por la actividad sino también por el producto del que me abastece y las personas que se conocen es el mercao, o mercado o como se ha dicho siempre en mi pueblo, la plaza.

Desde que vivo en Madrid he conocido y frecuentado muchos: el de Santa María de la Cabeza, el de Vallehermoso, el de Barceló…pero el que mas frecuento y además es de mi barrio actual, donde finalmente me he empadronado después de 9 años siendo residente madrileño, es el de San Isidro.

Es un mercado de barrio, de toda la vida donde nos encontramos todos los vecinos de un barrio tan característico como Carabanchel.

Directamente suelo entrar a ver el puesto de la Mari. Que frutas que tiene siempre, que colores y sabores, y siempre tiene algo para regalarte. Alguna pieza de fruta, perejil e incluso bombones te encuentras siempre en la bolsa cuando llegas a casa.

Y te das la vuelta y ahí están los dos, “Los Delinqüentes” del mar. No les falta nunca a estos pescaderos la sonrisa en la cara y saben que cuando no me ven en tiempo es que he estado trabajando fuera y cuando me ven demasiado….malo. Siempre me quedo embobado viendo con que arte limpian toda clase de pescados.

Si ese dia me tira más un buen filetón me voy a por los hermanos de la carnicería. Siempre tienen algo que contarte. Que si la colección de relojes, que si mira este lo que ha hecho, que si vaya juerga me corrí ayer…. Y si vas a comprar para una barbacoa, como cuando celebramos mi cumple y el de mi amigo Dani, empiezan a engordar la lista con regalitos para echar a la brasa.

Tenemos también la pollería, las cafeterías, la mercería, y uno que siempre me gusta ver que es la casqueria. Como tiene esta familia siempre el genero, super ordenado, limpio y con una pinta. Dan ganas de llevarse todos los callos, lenguas, mollejas…

Y que me dices de Javier, nuestro zapatero. Ahí esta con su pedazo de puesto con sus periódicos para la corta espera de sus arreglos y cara de buena persona.

Después de todos los mandaos, todavía alguno queda en los alrededores del barrio, pero eso os lo cuento otro día.

2 comentarios:

Calvanki dijo...

Peazo entrada colega.

Esta la cuelgo en el faisbu.

Marta Comesaña dijo...

Cómo me gustan a mi estas cosas, Antuan. Y me encanta ver como a ti también. Son costumbres que nunca se deberían perder y hacen que ciudades como Madrid puedan tener esa chispita de pueblo que tanto se agradecen.

¿Sabes que cuando vayamos a Alcalá por Navidad estará la nueva plaza ya inaugurada? Qué ganas de verla, aunque disfrutarla, la disfrutaremos poco...

Aquí suelo ir, por lo menos una vez por semana al mercado que tú ya conoces ;) pero, claro, el marujeo que tanto destila cualquier mercao español por aquí casi no se siente. Aunque ya empiezo a hacer amigos allí, jeje.

Oh!, me encanta tu blog!

Besazos!